

Con el desarrollo del sector de los activos digitales a lo largo de los años, la distinción entre tokens fungibles y no fungibles ha cobrado cada vez más importancia para traders y aficionados. En este artículo se analizan las diferencias clave entre ambos tipos de tokens y sus repercusiones en el entorno cripto, centrándose en el concepto de fungibilidad en el universo de los NFTs.
La fungibilidad es la capacidad de un activo para ser intercambiado. Un activo fungible puede cambiarse fácilmente de manera equivalente (1 a 1) a un precio transparente. Por ejemplo, las monedas tradicionales son fungibles porque cada unidad tiene el mismo valor y puede intercambiarse sin problema por cualquier otra. Esta propiedad convierte los activos fungibles en la opción ideal como medio de intercambio en operaciones diarias.
Una criptomoneda fungible es un activo digital que se puede intercambiar de forma equivalente (1:1) y dividir sin dificultad. Estas criptomonedas pueden ser monedas (de blockchain propia) o tokens (creados sobre blockchains ya existentes). Ejemplos son las principales criptomonedas y las stablecoins. Las criptomonedas fungibles cuentan con unidades idénticas y el mismo valor de mercado, lo que facilita su negociación en diferentes plataformas.
Los tokens no fungibles (NFTs) son activos digitales únicos con características propias. Cada NFT tiene una dirección verificable en una blockchain pública, normalmente asociada a contenido digital como imágenes o vídeos. Los NFTs no pueden dividirse en unidades menores y no se intercambian como los activos fungibles. Se negocian en mercados especializados de NFTs, donde su valor es subjetivo y depende de la demanda.
Las diferencias fundamentales entre activos fungibles y no fungibles se agrupan en cuatro áreas principales:
Los activos semi-fungibles combinan rasgos de los activos fungibles y no fungibles. Por lo general, empiezan siendo fungibles y pasan a no fungibles en función de ciertas condiciones, como la fecha de caducidad. Por ejemplo, una entrada de concierto es semi-fungible, ya que tiene un valor fijo antes del evento y se convierte en coleccionable no fungible después.
Las Colored Coins son criptomonedas fungibles con identificadores únicos en su código que las distinguen del resto. Aunque comparten puntos en común con los NFTs, como metadatos específicos y aplicaciones no monetarias, las Colored Coins siguen siendo fungibles y pueden negociarse por valor equivalente en los exchanges.
Saber distinguir entre tokens fungibles y no fungibles es fundamental para cualquiera que opere en el sector de las criptomonedas. Los tokens fungibles, como la mayoría de criptomonedas tradicionales, se pueden intercambiar y dividir fácilmente, lo que los hace idóneos para operaciones cotidianas. Por su parte, los tokens no fungibles permiten la propiedad exclusiva y la representación de activos digitales, abriendo nuevas posibilidades para el arte digital, los coleccionables y otras aplicaciones. A medida que evoluciona la industria cripto, tanto los tokens fungibles como los no fungibles desempeñarán funciones clave en el futuro de los activos digitales y la tecnología blockchain.
Los NFTs son no fungibles porque cada token es único y no puede sustituirse por otro idéntico. A diferencia de las criptomonedas, los NFTs tienen metadatos e identificadores propios, lo que los convierte en activos digitales irrepetibles.
Fungible equivale a intercambiable. En los NFTs, los tokens no fungibles son únicos y no se pueden intercambiar, mientras que los tokens fungibles sí son idénticos y pueden cambiarse uno por uno.











