Aquí tienes algo que vale la pena observar: las cadenas de restaurantes de renombre están lanzando señales de advertencia sobre el debilitamiento del gasto de los consumidores. ¿Cuál es la historia? La gente está reduciendo sus salidas a comer a medida que la inflación sigue afectando más y el mercado laboral muestra signos de debilidad.

Esto importa más allá de solo hamburguesas y papas fritas. Cuando las principales cadenas de alimentos—empresas que generalmente resisten bastante bien las tormentas económicas—empiezan a señalar desaceleraciones, suele ser una señal temprana de una presión económica más amplia. La combinación que estamos viendo ahora no es buena: los precios permanecen obstinadamente altos mientras las empresas ralentizan sus contrataciones.

Para quienes siguen las condiciones del mercado, este tipo de cambio en el comportamiento del consumidor tiende a tener un efecto en cadena. El gasto discrecional disminuye primero, y luego los efectos se expanden. Mantén un ojo en cómo evoluciona esto, podría influir en el panorama económico en los próximos meses.