A decir verdad, yo soy un PI en este círculo. Todos los días gritando que hay que tener cuidado, ¿y qué pasó? Los que debían perder, perdieron todo.
Los amigos que juegan con contratos a mi alrededor, todos piensan que pueden ser la excepción. Claramente ven a otros liquidarse y aún se ríen, pero luego se giran y aumentan el apalancamiento para arriesgarlo todo. Cuántas veces se les ha dicho sobre los riesgos, pero lo ignoran y solo se detendrán cuando lo experimenten por sí mismos.
En realidad, no se puede culparles. ¿Quién entra en este mercado sin pensar en hacerse rico rápidamente? Una vez que quedan atrapados, solo les queda un pensamiento en la cabeza: ¡recuperar la inversión! De cualquier manera, hay que recuperar la inversión. Esta obsesión puede llevar a las personas a realizar todo tipo de operaciones absurdas: comprar en máximos y vender en mínimos, cambiar de posiciones con frecuencia, y comprar ciegamente en el fondo.
Qué pena, el mercado no tiene piedad. Cuando realmente te han cosechado hasta quedar insensible, y los números de tu cuenta son desastrosos, entonces de repente te das cuenta: en realidad, eres solo una persona común, sin ningún talento especial.
La matrícula que hay que pagar no se reducirá ni un centavo, y el camino que hay que recorrer aún debe ser completado por uno mismo. Esta es probablemente la ceremonia de adultez del mercado de criptomonedas.
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A decir verdad, yo soy un PI en este círculo. Todos los días gritando que hay que tener cuidado, ¿y qué pasó? Los que debían perder, perdieron todo.
Los amigos que juegan con contratos a mi alrededor, todos piensan que pueden ser la excepción. Claramente ven a otros liquidarse y aún se ríen, pero luego se giran y aumentan el apalancamiento para arriesgarlo todo. Cuántas veces se les ha dicho sobre los riesgos, pero lo ignoran y solo se detendrán cuando lo experimenten por sí mismos.
En realidad, no se puede culparles. ¿Quién entra en este mercado sin pensar en hacerse rico rápidamente? Una vez que quedan atrapados, solo les queda un pensamiento en la cabeza: ¡recuperar la inversión! De cualquier manera, hay que recuperar la inversión. Esta obsesión puede llevar a las personas a realizar todo tipo de operaciones absurdas: comprar en máximos y vender en mínimos, cambiar de posiciones con frecuencia, y comprar ciegamente en el fondo.
Qué pena, el mercado no tiene piedad. Cuando realmente te han cosechado hasta quedar insensible, y los números de tu cuenta son desastrosos, entonces de repente te das cuenta: en realidad, eres solo una persona común, sin ningún talento especial.
La matrícula que hay que pagar no se reducirá ni un centavo, y el camino que hay que recorrer aún debe ser completado por uno mismo. Esta es probablemente la ceremonia de adultez del mercado de criptomonedas.