Imagina esto: la IA y la robótica alcanzan un punto de inflexión salvaje. Hablamos de un futuro donde las máquinas han abordado básicamente cada necesidad humana que puedas imaginar. En la línea de tiempo optimista, estos sistemas eventualmente se quedan sin tareas que realizar para nosotros: cada deseo, cada anhelo, completamente satisfecho. Es como alcanzar la máxima automatización, pero en lugar de una distopía, estamos mirando un mundo donde la escasez se vuelve irrelevante. El umbral no es solo tecnológico; es filosófico. ¿Qué sucede cuando las máquinas inteligentes no tienen nada más que resolver?