Ayer, (11/18) por la noche, el proveedor de servicios de infraestructura de Internet Cloudflare se cayó de manera masiva. Hay que saber que alrededor del veinte por ciento de los sitios web del mundo dependen de él, y con esta caída, todo el mundo en Internet estalló.

El CTO Dane Knecht salió de urgencia a disculparse, enfatizando que no fue un ataque de hackers. La verdad es aún más embarazosa: su propio sistema de protección de robots tuvo un bug. El origen fue que, durante el mantenimiento de rutina, el archivo de gestión del tráfico de amenazas se infló inexplicablemente por encima del límite, el sistema no pudo soportarlo y se colapsó de inmediato, y luego explotaron en cadena como dominós.

Los internautas han vuelto a sacar ese clásico meme: "Hoy es mi primer día en Cloudflare, estoy listo para hacer algunas mejoras en la red, deséenme suerte."

El sector de las criptomonedas ha sufrido un gran golpe esta vez. La industria de las criptomonedas depende de datos en tiempo real, y con la caída de Cloudflare, diversas plataformas se han visto afectadas.

Desde el intercambio centralizado Kraken, hasta varios protocolos DeFi y servicios tecnológicos generales, se han visto afectados en múltiples áreas. Este incidente nos recuerda una vez más: cuán importante es la estabilidad de la infraestructura. Cuando un único proveedor soporta un volumen tan grande de tráfico, cualquier problema que surja puede tener consecuencias catastróficas.