Tyson Foods acaba de tomar una gran decisión: van a cerrar su enorme planta de procesado de carne de vacuno en Lexington, Nebraska. No es una instalación cualquiera: más de 3.000 empleados y una capacidad diaria de casi 5.000 reses, una de las mayores de todo Estados Unidos.

¿Por qué cierran de repente? Básicamente, porque ya no pueden aguantar más. En el último año, los costes de la carne de vacuno se han disparado casi 2.000 millones de dólares y la división de vacuno ha perdido directamente 426 millones. Lo que es aún peor: el número de reses en EE. UU. está en su nivel más bajo desde la década de 1950. Hay menos vacas, la carne es más cara, pero los mataderos siguen perdiendo dinero porque el coste de la materia prima sube aún más rápido.

El momento es delicado. La Casa Blanca está presionando a estos grandes procesadores para que bajen los precios y el Departamento de Justicia investiga si han manipulado los precios de forma conjunta. En este contexto, cerrar la planta parece la forma de Tyson de cortar pérdidas y ajustar su capacidad de producción.

Las oscilaciones de los mercados tradicionales, en cierto modo, también afectan al mercado de las criptomonedas. Al fin y al cabo, en tiempos de tensión macroeconómica, tanto la liquidez como el apetito por el riesgo suelen verse alterados.