Este año se ha dado un fenómeno bastante surrealista: la A-Share y el mundo cripto, increíblemente, han llegado a un consenso en cuanto a la "experiencia de perder dinero".

¿Miras los índices? Suben bastante bien. ¿Miras tu propia cuenta? Todo en rojo. Esto suena contradictorio, pero en realidad el truco es muy sencillo: esos bonitos números del índice son simplemente el escaparate sostenido por unos pocos gigantes.

En la A-Share, todo el capital se concentra en unos pocos sectores populares; las acciones de gran peso se llevan la carne, mientras que las de pequeña y mediana capitalización ni siquiera prueban el caldo. La mayoría de los valores caen de forma constante y sangran, así que las acciones que tienen los minoristas, naturalmente, también sufren. Lo más clave es que en la A-Share llevamos casi diez años sin ver ese tipo de mercado alcista donde "hasta el perro sube".

En el mundo cripto pasa igual. Llega el mercado alcista, sube lo que tiene que subir, pero la mayoría sigue perdiendo. ¿Por qué? Porque los minoristas siempre son los que suben al carro más tarde: sólo entran cuando ven que todo se ha disparado, no aguantan y les encanta perseguir subidas y vender en las bajadas, llegando a operar una docena de veces al día. Ya de por sí tienen una gran desventaja informativa y de profesionalidad respecto a las instituciones, y encima se les resiente el ánimo con facilidad.

Así que ya ves, perder dinero en un mercado alcista nunca ha sido algo raro. Ya sea en la A-Share o en el mercado cripto, al final los minoristas suelen ser los que acaban siendo "cosechados". Desviaciones operativas más desviaciones psicológicas: el doble buff al máximo.