¿Alguna vez has probado esos programas de referidos que prometen el oro y el moro pero no entregan... nada?

Sí, a mí también me ha pasado. Envías un enlace, ves cómo la gente se registra y luego... silencio absoluto. Cero impacto para ti.

Pero es aquí donde la cosa se puso interesante con la red de idOS.

Su venta comunitaria tenía una mecánica increíble: cuando mi referido participó, no se quedó ahí acumulando polvo. Nuestras posiciones en el ranking realmente cambiaron. Se movieron, de forma tangible.

Ahí fue cuando lo entendí: esto no era un simple sistema de puntos vacío. El sistema generaba auténticos efectos de red donde la participación de todos importaba. Tu crecimiento impulsaba el mío y el mío potenciaba el tuyo.

Por fin, una estructura de referidos que no se siente como gritar en el vacío.