En lo más profundo de la ciudad antigua de Chiang Mai, hay una pequeña casa de huéspedes con solo seis habitaciones. La dueña, Aom, no habla inglés ni entiende esas herramientas de pago internacionales.

Pero en su mostrador, además del código QR de PromptPay de bancos locales tailandeses, hay otro más: el código de cobro de USDT en Plasma.

"Cuando los extranjeros ven esto, se les ilumina la mirada." Aom lo comenta mientras prepara té. "Se ahorran el lío de cambiar divisas. Solo tienen que escanear y listo, yo recibo el dinero al instante."

Antes, esos mochileros europeos o americanos tenían que cambiar baht con antelación o pagar con tarjeta de crédito; pero las tarjetas se llevaban una comisión del 3,5% y, además, las operaciones a menudo eran bloqueadas por ser consideradas "zonas de alto riesgo", lo que resultaba incómodo para ambas partes.

Ahora, el proceso es mucho más sencillo: los turistas abren la app de algún exchange o Trust Wallet, cambian a la red Plasma, escanean el código QR y, en un segundo, el dinero ya ha llegado, con una comisión prácticamente insignificante.

Aom va regularmente a una cafetería en la esquina que también ofrece cambio de criptomonedas, donde convierte los USDT recibidos a baht, pagando solo un 0,8% de comisión por operación. Al final, recibe casi 3 puntos porcentuales más que con las tarjetas de crédito y nunca más ha tenido problemas de transacciones fallidas.

¿Por qué eligió Plasma y no Solana o Base? La razón es simple: los turistas ya tienen USDT en sus carteras (la mayoría lo retira de exchanges usando Tron o Plasma); las comisiones en Plasma son cientos de veces más bajas que en las redes de Ethereum; los comerciantes no tienen que complicarse con integraciones técnicas—con imprimir un código QR estático ya pueden cobrar; incluso en temporada alta, cuando la red se satura, Plasma sigue funcionando de manera estable.