Starlink finalmente ha recibido luz verde para su despliegue en India, y esto podría realmente solucionar lo que los operadores tradicionales de telecomunicaciones han ignorado durante años: llevar un internet decente a las zonas remotas.

La ventaja tecnológica aquí no es trivial. Los satélites en órbita terrestre baja, situados a 550 kilómetros, ofrecen una latencia significativamente menor en comparación con esos antiguos satélites geoestacionarios que cuelgan a 36.000 km de altitud. La física importa cuando tu señal tiene que recorrer 65 veces menos distancia.

La conectividad rural en India ha sido un desastre durante décadas. Los gigantes de las telecomunicaciones se han centrado en las zonas urbanas más rentables mientras que los pueblos han tenido que lidiar con una cobertura 2G intermitente. La infraestructura basada en satélites evita completamente todo ese equipamiento terrestre heredado. No hay que tender cables de fibra a través de montañas ni instalar torres en cada distrito.

Queda por ver si esto se puede escalar de forma rentable, pero al menos alguien está intentando innovar en infraestructuras en lugar de reciclar el mismo enfoque obsoleto de siempre.