Aquella noche, viendo impotente cómo la cuenta caía de más de 400.000 U a solo 7.000 U, me quedé completamente en shock.
Las velas del gráfico saltaban en la pantalla del móvil y ya no me atrevía a abrir los detalles de las posiciones. Aquellas noches no pude dormir, dándole vueltas a la cabeza, preguntándome una y otra vez: ¿no debería haberme metido nunca en contratos?
Pero, siendo sincero, fue precisamente ese margin call lo que me despertó. Tardé más de tres años en remontar desde esos 7.000 U hasta los 600.000 U, poco a poco, con paciencia. Después de todo ese camino, por fin comprendí una cosa: muchas veces, lo más avanzado que puedes hacer es no hacer nada.
Antes tenía un defecto: me aterraba perderme cualquier movimiento del mercado. En cuanto el precio se movía, quería abrir una posición; si perdía, intentaba recuperarlo enseguida, pegado a la pantalla como un ludópata. Tras el margin call, me obligué a revisar al detalle todas las pérdidas, y estuve dos semanas repasando mis operaciones. Descubrí una verdad dolorosa: el 90% del dinero lo había perdido por dos hábitos estúpidos: uno, aguantar contra la tendencia sin rendirme; otro, no cerrar posiciones ganadoras a tiempo y dejar que se convirtieran en pérdidas.
Desde entonces, me impuse tres reglas de hierro, no puedo romper ni una:
**Primera regla: la posición nunca supera el 10%**
Por muy tentadora que sea la oportunidad, no aumento la exposición. Si, por ejemplo, hago una operación larga con Ethereum, uso solo 3x de apalancamiento, entro suave, si gano salgo, nunca me vuelvo codicioso. En cuanto las emociones toman el control, la cartera sufre.
**Segunda regla: el stop loss y el take profit se fijan antes de entrar**
Si pierdo un 5%, corto sin dudar; si gano un 20%, cierro la mitad y el resto lo dejo con stop dinámico para asegurar beneficios. No me dejo margen para dudar.
**Tercera regla: la mayor parte del tiempo estoy en liquidez, sin operar**
El 80% de las fluctuaciones del mercado es solo ruido. Solo actúo cuando la tendencia en diario es clara; el resto del tiempo, me aguanto las ganas.
Algunos ejemplos reales que me hicieron ganar:
Cuando BTC rompió con volumen una zona clave, no entré ni demasiado pronto ni demasiado tarde, justo en el punto medio. Durante la operación, el precio subió y bajó varias veces, yo aguanté firme y acabé capturando un 70% de subida. Todo gracias a tener paciencia.
Cuando BNB perdió un soporte, abrí cortos sin dudar, sin añadir más, dejé que llegara al objetivo. Sencillo y efectivo.
Otra vez, tras un falso breakout en BTC, abrí cortos en varias tandas con el stop un poco por encima del máximo anterior; pillé justo una buena caída.
Al final, multiplicar tu cuenta no depende del tiempo que pases mirando gráficos ni de cuán complejos sean tus indicadores. Todo se resume en una palabra: disciplina. Saber controlarte, saber ejecutar bien tus reglas: ahí está la diferencia entre ganar y perder.
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GateUser-7b078580
· hace2h
Solo quien lo ha experimentado entiende el camino para ganar dinero.
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OnChainSleuth
· hace21h
El stop-loss es la esperanza de seguir vivo.
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DeFiDoctor
· hace21h
Controlar la posición requiere gran sabiduría.
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GasFeeSurvivor
· hace21h
Un ejemplo paradigmático de renacimiento tras la transformación
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MoneyBurner
· hace21h
Para asegurar las ganancias, lo fundamental es controlar la gestión de la posición.
Aquella noche, viendo impotente cómo la cuenta caía de más de 400.000 U a solo 7.000 U, me quedé completamente en shock.
Las velas del gráfico saltaban en la pantalla del móvil y ya no me atrevía a abrir los detalles de las posiciones. Aquellas noches no pude dormir, dándole vueltas a la cabeza, preguntándome una y otra vez: ¿no debería haberme metido nunca en contratos?
Pero, siendo sincero, fue precisamente ese margin call lo que me despertó. Tardé más de tres años en remontar desde esos 7.000 U hasta los 600.000 U, poco a poco, con paciencia. Después de todo ese camino, por fin comprendí una cosa: muchas veces, lo más avanzado que puedes hacer es no hacer nada.
Antes tenía un defecto: me aterraba perderme cualquier movimiento del mercado. En cuanto el precio se movía, quería abrir una posición; si perdía, intentaba recuperarlo enseguida, pegado a la pantalla como un ludópata. Tras el margin call, me obligué a revisar al detalle todas las pérdidas, y estuve dos semanas repasando mis operaciones. Descubrí una verdad dolorosa: el 90% del dinero lo había perdido por dos hábitos estúpidos: uno, aguantar contra la tendencia sin rendirme; otro, no cerrar posiciones ganadoras a tiempo y dejar que se convirtieran en pérdidas.
Desde entonces, me impuse tres reglas de hierro, no puedo romper ni una:
**Primera regla: la posición nunca supera el 10%**
Por muy tentadora que sea la oportunidad, no aumento la exposición. Si, por ejemplo, hago una operación larga con Ethereum, uso solo 3x de apalancamiento, entro suave, si gano salgo, nunca me vuelvo codicioso. En cuanto las emociones toman el control, la cartera sufre.
**Segunda regla: el stop loss y el take profit se fijan antes de entrar**
Si pierdo un 5%, corto sin dudar; si gano un 20%, cierro la mitad y el resto lo dejo con stop dinámico para asegurar beneficios. No me dejo margen para dudar.
**Tercera regla: la mayor parte del tiempo estoy en liquidez, sin operar**
El 80% de las fluctuaciones del mercado es solo ruido. Solo actúo cuando la tendencia en diario es clara; el resto del tiempo, me aguanto las ganas.
Algunos ejemplos reales que me hicieron ganar:
Cuando BTC rompió con volumen una zona clave, no entré ni demasiado pronto ni demasiado tarde, justo en el punto medio. Durante la operación, el precio subió y bajó varias veces, yo aguanté firme y acabé capturando un 70% de subida. Todo gracias a tener paciencia.
Cuando BNB perdió un soporte, abrí cortos sin dudar, sin añadir más, dejé que llegara al objetivo. Sencillo y efectivo.
Otra vez, tras un falso breakout en BTC, abrí cortos en varias tandas con el stop un poco por encima del máximo anterior; pillé justo una buena caída.
Al final, multiplicar tu cuenta no depende del tiempo que pases mirando gráficos ni de cuán complejos sean tus indicadores. Todo se resume en una palabra: disciplina. Saber controlarte, saber ejecutar bien tus reglas: ahí está la diferencia entre ganar y perder.