En los últimos dos años, ha habido una tendencia cada vez más evidente: estamos delegando cada vez más tareas a la IA. Hacer que nos ayude a comparar precios, realizar pedidos, hacer pagos e incluso tomar decisiones de inversión suena realmente conveniente. Pero si reflexionas un poco más, te darás cuenta del problema: la arquitectura de red actual, los sistemas de pago e incluso el diseño de la Cadena de bloques, en esencia, se basan en el supuesto de "la supervisión humana al lado". Una vez que la IA funcione de manera independiente, sin humanos vigilando constantemente, que no ocurran accidentes sería lo raro.

Desde el punto de vista técnico, el enfoque de diseño de las cadenas de bloques tradicionales a menudo se centra en la velocidad y el rendimiento, asumiendo que todos los participantes actúan racionalmente según las reglas. Pero en la realidad, una vez que aparece la congestión de la red, la descoordinación de incentivos u otras situaciones anormales, la vulnerabilidad del sistema queda al descubierto. Sin mencionar los escenarios ejecutados por IA.

El proceso de pago es el eslabón más propenso a revelar problemas. Cuando una persona siente que algo no está bien al realizar una transferencia, puede tener la idea de presionar el botón de pausa. La IA no lo hará. Continuará ejecutando sin dudar, hasta vaciar la cuenta.

Hay una idea que merece atención: aislar riesgos a través de la estratificación de la identidad. Descomponer el control en tres niveles: tú mismo, el asistente de IA y una clave desechable generada para cada tarea. ¿Cuál es la ventaja de este diseño? Si un asistente de IA presenta un comportamiento anómalo, los daños que cause están estrictamente limitados al ámbito de permisos que se le asignaron. Tus otros activos no se verán afectados.

Al mismo tiempo, se pueden establecer reglas estrictas para cada asistente de IA: el límite de gastos de este mes es de quinientos, solo se pueden comprar productos de categorías específicas, y la transacción única no puede exceder de cien. Estas limitaciones no se logran mediante la confianza y la regulación, sino que se bloquean directamente a través de mecanismos criptográficos, como si cada IA tuviera un dispositivo de protección contra fugas. Una vez que se supera el límite, la transacción es rechazada directamente desde la capa del protocolo, sin posibilidad de maniobra. Esto garantiza la seguridad desde el nivel de hardware en lugar del software.