Cada ciclo de liquidez sigue una lógica: el oro abre camino, seguido por Bitcoin.

Esto no es una coincidencia. El oro acaba de alcanzar un máximo histórico, pero Bitcoin todavía está en una fase de consolidación—detrás de esta desconexión en realidad hay una regla oculta.

Veamos qué dice la historia. En el ciclo de 2016 a 2017, el oro fue el primero en moverse, mientras que Bitcoin parecía estar en calma. Hasta que el impulso del oro se debilitó, Bitcoin de repente explotó, alcanzando un aumento de 10 veces. Lo mismo ocurrió en 2020 a 2021—el estímulo cuantitativo se activó, el precio del oro alcanzó nuevos máximos, pero Bitcoin seguía por debajo de su máximo histórico, hasta que el oro tocó techo, y Bitcoin realmente empezó a moverse.

Ahora, observemos la situación en 2025. La Reserva Federal ya ha bajado las tasas de interés tres veces consecutivas, el Departamento del Tesoro compra aproximadamente 40 mil millones de dólares en bonos del gobierno cada mes, y la oferta monetaria global ha alcanzado un récord histórico. El oro se mantiene firme, pero Bitcoin todavía está rezagado—esto es exactamente la señal familiar.

Bitcoin nunca lidera, siempre sigue. Cuando el oro empieza a retroceder, los inversores institucionales aprovechan la fatiga de los minoristas para seguir acumulando. La historia ha demostrado esto una y otra vez.

Si la capitalización de mercado de Bitcoin finalmente alcanza solo el 30% de la capitalización del oro, el precio de cada BTC podría llegar a 45 millones de dólares. Esta es mi perspectiva a largo plazo para este ciclo.