Fuente: Coindoo
Título original: Los reguladores de EE. UU. comienzan a integrar las criptomonedas en las finanzas tradicionales
Enlace original: https://coindoo.com/us-regulators-begin-integrating-crypto-into-traditional-finance/
Por primera vez en años, las criptomonedas en Estados Unidos dejan de ser tratadas como una anomalía regulatoria.
Desde que Donald Trump volvió a la presidencia, la postura de Washington hacia los activos digitales ha cambiado de manera que va más allá de la retórica. En lugar de debatir si las criptomonedas pertenecen al sistema financiero, las autoridades estadounidenses ahora se centran en definir cómo deberían funcionar dentro de él.
Puntos clave
EE. UU. está pasando de una regulación confrontacional de las criptomonedas a una integración estructurada
Los activos digitales se están tratando cada vez más como instrumentos financieros estándar
Bitcoin y Ethereum están ganando aceptación como colateral institucional
Las stablecoins se están acercando a ser dinero digital regulado
El enfoque que surge desde varios rincones del gobierno no busca la disrupción o sustitución. En cambio, las criptomonedas están siendo moldeadas para adaptarse a la arquitectura financiera existente, sujetas a supervisión, controles de riesgo y estándares institucionales que reflejan las finanzas tradicionales.
De la incertidumbre legal a la integración funcional
Durante gran parte del ciclo anterior, las empresas de criptomonedas operaban en un entorno marcado por demandas, ambigüedad y una aplicación selectiva de las leyes. Esa incertidumbre disuadía a bancos, gestores de activos y empresas de pagos de involucrarse profundamente con el sector.
En el último año, esa dinámica ha comenzado a invertirse. Los reguladores federales se están alejando de una aplicación reactiva y hacia una clasificación formal, creando vías para que los activos digitales puedan ser utilizados —no solo tolerados— dentro de mercados regulados.
El cambio es sutil pero significativo: los activos digitales ya no se tratan principalmente como riesgos de cumplimiento, sino como instrumentos financieros que pueden ser gobernados bajo reglas conocidas.
Las criptomonedas empiezan a comportarse como colateral
Una de las señales más claras de este cambio es cómo se manejan las criptomonedas en los mercados de derivados y en el ámbito institucional. Bitcoin y Ethereum son cada vez más reconocidos no solo como activos negociables, sino como formas aceptables de colateral.
Aplicando salvaguardas tradicionales como recortes de valoración y requisitos de margen, los reguladores están permitiendo que las criptomonedas desempeñen el mismo papel económico que otras commodities e instrumentos financieros. Esto redefine a Bitcoin y Ether de vehículos especulativos a activos en balance que pueden soportar apalancamiento, cobertura y liquidación.
Ese paso por sí solo indica un nivel de confianza que no existía en años anteriores.
El acceso bancario redefine la industria
Otro cambio estructural se está desarrollando en el sector bancario. Históricamente, las empresas de criptomonedas estaban obligadas a operar mediante licencias estatales fragmentadas o a depender de bancos intermediarios, limitando su escala y aumentando el riesgo.
Ese modelo está siendo desmantelado. Al otorgar un estatus bancario federal condicional a ciertas empresas de criptomonedas, los reguladores están permitiéndoles conectarse directamente con el sistema financiero nacional. Esto elimina capas de fricción y coloca a las empresas de criptomonedas bajo el mismo paraguas de supervisión que las instituciones financieras tradicionales.
Para la industria, esto marca una transición de aislamiento regulatorio a participación regulada.
Las stablecoins, que durante mucho tiempo se consideraron una innovación en la zona gris, también están siendo reposicionadas. Nuevos estándares federales han aclarado cómo deben emitirse, respaldarse y supervisarse los tokens respaldados por dólares.
Con reservas obligatorias y supervisión explícita, las stablecoins se están tratando cada vez más como equivalentes digitales de efectivo en lugar de instrumentos especulativos. Esta reclasificación refuerza su papel en pagos, liquidaciones y finanzas en cadena —especialmente en entornos regulados.
Los mercados reflejan el cambio de política
La acción del precio de Bitcoin en 2025 reflejó este panorama cambiante. El optimismo inicial por la claridad regulatoria impulsó los precios a niveles muy altos a principios de año. Más tarde, shocks macroeconómicos —incluyendo la aversión al riesgo relacionada con aranceles— provocaron una corrección pronunciada.
Pero, bajo la volatilidad, la adopción continuó expandiéndose. Iniciativas a nivel estatal, asignaciones en tesorería corporativa y participación institucional proporcionaron una base de demanda que permitió la recuperación del mercado.
Cuando las condiciones monetarias se suavizaron más adelante en el año, Bitcoin respondió estableciendo un nuevo máximo histórico, reflejando confianza no solo en el impulso del precio, sino en el papel cada vez más definido de las criptomonedas dentro del sistema financiero de EE. UU.
Una relación diferente con las criptomonedas
La visión general sugiere que EE. UU. no está adoptando las criptomonedas como una rebelión contra las finanzas tradicionales, ni rechazándolas como una amenaza. En cambio, está incorporando los activos digitales en el marco existente —regulándolos, limitándolos y legitimándolos al mismo tiempo.
Las discusiones aún persisten, especialmente en torno a las herramientas de privacidad y la descentralización. Pero esas conversaciones ahora tienen lugar dentro de las instituciones, no en los tribunales. Para el mercado de criptomonedas, esa puede ser la transformación más importante de todas.
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Los reguladores de EE. UU. comienzan a integrar las criptomonedas en las finanzas tradicionales
Fuente: Coindoo Título original: Los reguladores de EE. UU. comienzan a integrar las criptomonedas en las finanzas tradicionales Enlace original: https://coindoo.com/us-regulators-begin-integrating-crypto-into-traditional-finance/
Por primera vez en años, las criptomonedas en Estados Unidos dejan de ser tratadas como una anomalía regulatoria.
Desde que Donald Trump volvió a la presidencia, la postura de Washington hacia los activos digitales ha cambiado de manera que va más allá de la retórica. En lugar de debatir si las criptomonedas pertenecen al sistema financiero, las autoridades estadounidenses ahora se centran en definir cómo deberían funcionar dentro de él.
Puntos clave
El enfoque que surge desde varios rincones del gobierno no busca la disrupción o sustitución. En cambio, las criptomonedas están siendo moldeadas para adaptarse a la arquitectura financiera existente, sujetas a supervisión, controles de riesgo y estándares institucionales que reflejan las finanzas tradicionales.
De la incertidumbre legal a la integración funcional
Durante gran parte del ciclo anterior, las empresas de criptomonedas operaban en un entorno marcado por demandas, ambigüedad y una aplicación selectiva de las leyes. Esa incertidumbre disuadía a bancos, gestores de activos y empresas de pagos de involucrarse profundamente con el sector.
En el último año, esa dinámica ha comenzado a invertirse. Los reguladores federales se están alejando de una aplicación reactiva y hacia una clasificación formal, creando vías para que los activos digitales puedan ser utilizados —no solo tolerados— dentro de mercados regulados.
El cambio es sutil pero significativo: los activos digitales ya no se tratan principalmente como riesgos de cumplimiento, sino como instrumentos financieros que pueden ser gobernados bajo reglas conocidas.
Las criptomonedas empiezan a comportarse como colateral
Una de las señales más claras de este cambio es cómo se manejan las criptomonedas en los mercados de derivados y en el ámbito institucional. Bitcoin y Ethereum son cada vez más reconocidos no solo como activos negociables, sino como formas aceptables de colateral.
Aplicando salvaguardas tradicionales como recortes de valoración y requisitos de margen, los reguladores están permitiendo que las criptomonedas desempeñen el mismo papel económico que otras commodities e instrumentos financieros. Esto redefine a Bitcoin y Ether de vehículos especulativos a activos en balance que pueden soportar apalancamiento, cobertura y liquidación.
Ese paso por sí solo indica un nivel de confianza que no existía en años anteriores.
El acceso bancario redefine la industria
Otro cambio estructural se está desarrollando en el sector bancario. Históricamente, las empresas de criptomonedas estaban obligadas a operar mediante licencias estatales fragmentadas o a depender de bancos intermediarios, limitando su escala y aumentando el riesgo.
Ese modelo está siendo desmantelado. Al otorgar un estatus bancario federal condicional a ciertas empresas de criptomonedas, los reguladores están permitiéndoles conectarse directamente con el sistema financiero nacional. Esto elimina capas de fricción y coloca a las empresas de criptomonedas bajo el mismo paraguas de supervisión que las instituciones financieras tradicionales.
Para la industria, esto marca una transición de aislamiento regulatorio a participación regulada.
Las stablecoins, que durante mucho tiempo se consideraron una innovación en la zona gris, también están siendo reposicionadas. Nuevos estándares federales han aclarado cómo deben emitirse, respaldarse y supervisarse los tokens respaldados por dólares.
Con reservas obligatorias y supervisión explícita, las stablecoins se están tratando cada vez más como equivalentes digitales de efectivo en lugar de instrumentos especulativos. Esta reclasificación refuerza su papel en pagos, liquidaciones y finanzas en cadena —especialmente en entornos regulados.
Los mercados reflejan el cambio de política
La acción del precio de Bitcoin en 2025 reflejó este panorama cambiante. El optimismo inicial por la claridad regulatoria impulsó los precios a niveles muy altos a principios de año. Más tarde, shocks macroeconómicos —incluyendo la aversión al riesgo relacionada con aranceles— provocaron una corrección pronunciada.
Pero, bajo la volatilidad, la adopción continuó expandiéndose. Iniciativas a nivel estatal, asignaciones en tesorería corporativa y participación institucional proporcionaron una base de demanda que permitió la recuperación del mercado.
Cuando las condiciones monetarias se suavizaron más adelante en el año, Bitcoin respondió estableciendo un nuevo máximo histórico, reflejando confianza no solo en el impulso del precio, sino en el papel cada vez más definido de las criptomonedas dentro del sistema financiero de EE. UU.
Una relación diferente con las criptomonedas
La visión general sugiere que EE. UU. no está adoptando las criptomonedas como una rebelión contra las finanzas tradicionales, ni rechazándolas como una amenaza. En cambio, está incorporando los activos digitales en el marco existente —regulándolos, limitándolos y legitimándolos al mismo tiempo.
Las discusiones aún persisten, especialmente en torno a las herramientas de privacidad y la descentralización. Pero esas conversaciones ahora tienen lugar dentro de las instituciones, no en los tribunales. Para el mercado de criptomonedas, esa puede ser la transformación más importante de todas.