On-chain data ha mostrado algunas anomalías interesantes que merecen la pena analizar.

Lo ocurrido en la última semana ha sido bastante llamativo: una misteriosa ballena compró 390,000 ETH en 55 órdenes consecutivas, por un valor aproximado de 1,37 mil millones de dólares. Justo después, un gran comprador, que originalmente operaba principalmente con Bitcoin y que posee alrededor de 11 mil millones de dólares, empezó a comprar ETH, invirtiendo de golpe 400 millones de dólares.

Por lógica, este volumen de compra debería haber empujado el precio al alza, ¿verdad? Pero, ¿qué pasó? ETH quedó atascado en torno a los 3400 dólares, sin moverse. Esto casi parece decir: algo está ocurriendo detrás de escena.

Mirando los datos on-chain de los exchanges, la cantidad de direcciones de ballenas aumentó de 1200 a principios de octubre a 1350 el 8 de noviembre, un incremento del 12,5%. Lo más importante es que estas grandes ballenas, tras comprar, inmediatamente retiraron ETH de los exchanges, reduciendo los reservas a un nivel que no se veía en casi 10 años—solo 120 millones de tokens. La señal clara es: están acumulando, no tienen intención de vender en corto plazo.

Un detalle muy interesante: el dinero inteligente que en octubre, justo antes de la caída del día 11, había hecho una posición en corto y ganado unos 200 millones de dólares, ahora ha cambiado de estrategia, y en lugar de eso, ha abierto una posición larga, con una inversión de 104 millones de dólares. Parece que estos actores están enviando un mensaje silencioso: en este nivel de precio, vale la pena apostar.

Cada silencio del mercado puede estar preparando algo.