¿Quieres escalar desde abajo? Estos puntos debes tenerlos claros.

Lo primero es deshacerte de esas ideas que te hacen quedar atrás y llenarte la cabeza de mentalidad empresarial. Muchas personas se quedan atascadas aquí, sin cambiar su forma de pensar, y por más esfuerzo que hagan, no avanzan.

Después de ser adulto, no tengas miedo de empezar con cosas pequeñas. Vender en la calle, abrir una tiendita, ganar tu primer dinero a través de varios canales — esto no es vergonzoso, es la matrícula. Solo así entenderás cómo funciona el mercado y qué quieren los clientes.

Un punto clave: no esperes que tus padres te respalden siempre. Depender de ti mismo es la única forma de crecer realmente y tener la confianza para tomar decisiones. Esta independencia, al final, será tu mayor ventaja competitiva.

Luego, debes profundizar lo suficiente en un campo. Las personas que dominan muchas habilidades generalmente no destacan en ninguna, pero si te conviertes en un experto en un nicho específico, las oportunidades vendrán solas a buscarte.

El primer intento de emprender debe hacerse con la menor carga posible. Iniciar con cero o bajo costo reduce el riesgo de fracaso, acelera el proceso de prueba y error, y te permite durar más en el mercado. Muchas personas quieren ir a lo grande en su primer intento y terminan arruinándose.

Cuando tienes una determinación firme de hacer algo, debes dejar de lado las actividades de ocio. No digo que nunca puedas divertirte, pero en esa etapa, comer, dormir y poco más; todo lo demás debe quedar en segundo plano.

Y esta última es muy importante: antes de comenzar cualquier negocio, debes haber echado raíces en esa industria durante al menos 5 a 10 años. Desde ser empleado hasta ser dueño, tu comprensión del sector será muy diferente, y esa acumulación de experiencia será tu barrera de protección cuando emprendas.