Últimamente, el mercado de criptomonedas ha mostrado dos tendencias completamente opuestas. Bitcoin, desde su máximo histórico alcanzado en octubre, ha ido bajando, y aunque actualmente ha rebotado hasta cerca de 90,000 dólares, en general todavía se encuentra en una corrección profunda de más del 30%. Por otro lado, la historia de Ethereum es totalmente diferente: en el cuarto trimestre, el número de despliegues de contratos inteligentes alcanzó un récord histórico de 8.7 millones, con un entusiasmo sin precedentes entre los desarrolladores.

Esto en realidad refleja el cambio más esencial en el mercado actual. En términos de precios, Bitcoin está siendo llevado por el sentimiento macroeconómico y el apalancamiento, y sus movimientos a corto plazo suelen depender de las decisiones de la Reserva Federal y de los vaivenes de los eventos geopolíticos. Pero en el nivel del ecosistema subyacente, los verdaderos constructores están trabajando en silencio: la cantidad de desarrolladores en Ethereum, la calidad de los proyectos y la actividad en despliegue de contratos continúan creciendo, lo que indica que los escenarios de aplicación real están madurando poco a poco.

Desde esta perspectiva, el mercado de criptomonedas ha salido de la etapa de simplemente seguir la corriente. Ya no es una hormiga en una cuerda, sino que se ha dividido en dos mundos: uno dominado por el sentimiento y el capital, con fluctuaciones de precios impulsadas por emociones y fondos; y otro impulsado por la conformidad institucional y aplicaciones reales, que fomenta el desarrollo del ecosistema. La decisión que enfrentan los inversores ahora no es simplemente seguir la tendencia de compra o venta, sino entender si están apostando a una recuperación a corto plazo o si están planificando a largo plazo en el ecosistema. Esta bifurcación probablemente sea el aspecto más importante para reflexionar en esta ronda de corrección.