La comunidad de gobernanza de un importante exchange descentralizado ha realizado una gran acción recientemente: ha destruido de una sola vez 100 millones de tokens de la plataforma, provenientes del inventario del proyecto, que ahora han desaparecido por completo de la circulación.
Pero los cambios reales vienen después. Las tarifas de transacción generadas por el protocolo en el futuro serán parcialmente utilizadas para recomprar estos tokens y luego seguir destruyéndolos. En pocas palabras, se ha vinculado directamente el flujo de efectivo real con los tokens.
Este paso tiene un gran significado. Hasta ahora, este token era principalmente una herramienta de gobernanza; ahora comienza a tener expectativas de beneficios reales, además de incorporar una lógica deflacionaria. En otras palabras, mientras el volumen de transacciones se mantenga, el mecanismo de destrucción seguirá operando, y la cantidad en circulación disminuirá paso a paso. Este diseño convierte al token de un simple derecho de voto en un activo con un efecto económico real.
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ForkThisDAO
· hace10h
Por fin, hay proyectos que se atreven a poner dinero real en los tokens. Esto es el camino correcto.
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Liquidated_Larry
· hace10h
Jaja, he visto demasiadas de estas tácticas, la destrucción y la especulación nunca son demasiadas.
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0xLostKey
· hace10h
Vaya, esto es el camino correcto, finalmente hay un proyecto que ha entendido.
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GasFeeTherapist
· hace10h
¡Vaya, el flujo de efectivo directamente vinculado a los tokens? Esto sí que es la jugada, por fin ya no es solo una moneda de gobernanza sin respaldo.
La comunidad de gobernanza de un importante exchange descentralizado ha realizado una gran acción recientemente: ha destruido de una sola vez 100 millones de tokens de la plataforma, provenientes del inventario del proyecto, que ahora han desaparecido por completo de la circulación.
Pero los cambios reales vienen después. Las tarifas de transacción generadas por el protocolo en el futuro serán parcialmente utilizadas para recomprar estos tokens y luego seguir destruyéndolos. En pocas palabras, se ha vinculado directamente el flujo de efectivo real con los tokens.
Este paso tiene un gran significado. Hasta ahora, este token era principalmente una herramienta de gobernanza; ahora comienza a tener expectativas de beneficios reales, además de incorporar una lógica deflacionaria. En otras palabras, mientras el volumen de transacciones se mantenga, el mecanismo de destrucción seguirá operando, y la cantidad en circulación disminuirá paso a paso. Este diseño convierte al token de un simple derecho de voto en un activo con un efecto económico real.