Nosotros en realidad estamos dando vueltas en la misma trampa.

En la era de la información, no faltan personas con ojos agudos. También hay muchos que logran captar señales del mercado con anticipación y descubrir oportunidades de inversión. La clave del problema no está en no poder ver las oportunidades, sino en qué hacer después de verlas.

Aquí se presenta una doble dificultad real: por un lado, la velocidad de las transacciones — confiar el capital a una plataforma de trading, con ejecuciones rápidas, deslizamientos pequeños y tarifas optimizadas, pero renunciando al control directo del capital; por otro lado, la autogestión — tener los activos completamente bajo control propio, con una sensación de seguridad total, pero al operar, hay que superar obstáculos como retrasos, deslizamientos y procesos complejos.

En el pensamiento, lo tenemos muy claro, pero en la acción, estas restricciones reales nos mantienen atrapados. Queremos operar con libertad y rapidez, proteger los activos y operar eficientemente, pero a menudo no se pueden tener ambas cosas a la vez.

¿Dónde está la clave para romper este ciclo? Quizá la respuesta esté en cómo equilibrar ambos extremos y encontrar nuestro propio método de trading.