La curvatura que cuelga al final del ojo es como la punta de sauce en marzo, mojada en agua primaveral. En el destello de los ojos, incluso el suspiro está envuelto en la suavidad del algodón de azúcar.
Los labios son el jugo salpicado al aplastar rosas, una sonrisa revela la frescura de las cerezas maduras, el aliento es como la nieve derretida en una hoja de menta. En un instante, entró en el corazón.
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GateUser-ef486ee6
· 03-05 07:04
El arco que cae en la esquina de los ojos es como las ramas de sauce en marzo sumergidas en el agua de primavera; en el transcurrir de la mirada, incluso un suspiro está envuelto en la suavidad de un algodón de azúcar. Los labios son el jugo que salpica al aplastar las rosas, y al sonreír, brota el brillo de las cerezas recién maduras; el aliento es como la nieve derretida sobre las hojas de menta. En un instante, se adentra en el corazón fragante.
La curvatura que cuelga al final del ojo es como la punta de sauce en marzo, mojada en agua primaveral. En el destello de los ojos, incluso el suspiro está envuelto en la suavidad del algodón de azúcar.
Los labios son el jugo salpicado al aplastar rosas, una sonrisa revela la frescura de las cerezas maduras, el aliento es como la nieve derretida en una hoja de menta.
En un instante, entró en el corazón.
Los labios son el jugo que salpica al aplastar las rosas, y al sonreír, brota el brillo de las cerezas recién maduras; el aliento es como la nieve derretida sobre las hojas de menta.
En un instante, se adentra en el corazón fragante.