Recientemente, la cuestión arancelaria entre Estados Unidos y China se ha convertido una vez más en un punto focal de la economía mundial. Citando el "desequilibrio comercial", Estados Unidos intensificó sus medidas arancelarias, anunciando el 2 de abril la implementación de una política de "aranceles recíprocos", imponiendo un arancel del 34% a las importaciones chinas. En combinación con los tipos anteriores, los aranceles totales oscilan ahora entre el 54 y el 66 por ciento. También se impusieron derechos adicionales a sectores clave y se revocó la política de franquicia arancelaria para los paquetes pequeños. En respuesta, China tomó represalias rápidamente, anunciando el 4 de abril que, a partir del 10 de abril, impondría un arancel del 34% a todas las importaciones de origen estadounidense. China también introdujo controles a la exportación de tierras raras y activó la Lista de Entidades Poco Fiables. Este choque arancelario ha perturbado gravemente el comercio entre Estados Unidos y China y amenaza la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro mundiales. Todas las partes están siguiendo de cerca la situación, con la esperanza de que se resuelva a través del diálogo y las negociaciones para restablecer las relaciones comerciales normales.