La guerra comercial entre Estados Unidos y China comenzó en 2018 como una disputa de larga data entre las dos economías más grandes. Se desencadenó cuando el entonces presidente Donald Trump firmó un memorando el 22 de marzo de 2018, acusando a China de robar propiedad intelectual y secretos comerciales de EE. UU. En respuesta, instruyó al Representante de Comercio de EE. UU. a imponer aranceles a las importaciones chinas e implementar otras barreras comerciales para presionar a China a cambiar lo que llamó "prácticas comerciales injustas".
Estados Unidos impuso aranceles a cientos de miles de millones de dólares en productos chinos, con tasas que alcanzaron hasta el 25%. China respondió con aranceles similares, incluido un aumento del 25% en exportaciones estadounidenses por valor de $34 mil millones, como la soja. Este vaivén causó una gran volatilidad en ambas economías y en los mercados globales. Aunque las dos naciones firmaron un acuerdo de Fase Uno en 2020, la mayoría de los aranceles permanecieron. Trump también apuntó a aliados como la UE, Canadá y México con aranceles al acero y aluminio, desencadenando tensiones comerciales multilaterales.
Comparación del gráfico del déficit comercial publicado por la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos (Fuente de la imagen: déficit comercial de EE. UU.)
El enfoque de Trump mostró un estilo de "negociación de alta presión con prioridades transaccionales", creando inestabilidad en el mercado que impactó desproporcionadamente a activos de alto riesgo como criptomonedas y acciones tecnológicas.
Desde su regreso a la oficina a principios de 2025, Trump ha implementado varias medidas comerciales proteccionistas. En febrero, EE. UU. impuso un arancel del 10% a todas las importaciones chinas, citando esfuerzos para combatir el tráfico de fentanilo. En marzo, se impuso un arancel del 25% a los bienes de Canadá y México.
El momento crítico llegó el 2 de abril, cuando Trump firmó la Orden Ejecutiva No. 14257, estableciendo un arancel base del 10% sobre todas las importaciones globales e introduciendo "aranceles recíprocos" aún más altos para unos 60 países. Solo los aranceles sobre los productos chinos aumentaron un 34%, lo que elevó el total al 54%. Además, la administración eliminó la exención de impuestos para las importaciones de bajo valor (menos de 800 dólares) de China y Hong Kong.
El 9 de abril, Trump elevó los aranceles chinos a un asombroso 125%, incluido un "arancel al fentanilo" del 20%. China condenó la medida, acusó a Estados Unidos de violar las normas comerciales internacionales y anunció aranceles de represalia de la misma magnitud.
Donald Trump anunció aranceles el 9 de abril (fuente de la imagen:https://truthsocial.com/realDonaldTrump/114309144289505174)
El 10 de abril, Trump anunció inesperadamente una suspensión de 90 días del plan arancelario integral y redujo el arancel base de importación al 10% para varios países. Este cambio de política abrió la puerta a nuevas conversaciones comerciales. Sin embargo, el arancel del 125% sobre los productos chinos permaneció, una estrategia intencional para aumentar la presión de negociación.
El anuncio provocó una poderosa reacción en el mercado cripto. Antes de la noticia, Bitcoin se mantenía alrededor de $77,000 durante las horas de negociación en EE. UU. Tras el anuncio, se disparó por encima de los $81,000 en 24 horas, registrando una ganancia del 5.5%. El apetito por el riesgo se disparó en todo el mercado de las altcoins: XRP, Solana, Avalanche, Chainlink y SUI, todas parte del Índice CoinDesk 20, aumentaron más del 10%. Ethereum superó los $1,600 con una ganancia diaria del 8%.
Los mercados de capitales también repuntaron. Las acciones estadounidenses rebotaron bruscamente, lideradas por las acciones tecnológicas. El Nasdaq subió un 7%, mientras que el S&P 500 ganó un 8,8%, señalando la optimismo de los inversores sobre una suavización en la política comercial.
El 10 de abril, el precio de Bitcoin se disparó después de la suspensión de aranceles (Fuente de la imagen:https://coinmarketcap.com/es/currencies/bitcoin/)
La incertidumbre económica provocada por los aranceles suele aumentar la volatilidad del mercado. Dado que las criptomonedas se consideran activos de alto riesgo, las tensiones comerciales crecientes a menudo hacen que los inversores trasladen su capital hacia opciones más seguras como el oro o los bonos del gobierno.
Por un lado, los aranceles más altos aumentan los costos de importación, que se trasladan a los consumidores, alimentando la inflación. En respuesta, los bancos centrales pueden aumentar las tasas de interés, aumentando los costos de endeudamiento y reduciendo el capital de inversión disponible, lo que afecta a los mercados de criptomonedas. Dicho esto, en casos extremos, la inflación puede llevar a las personas hacia las criptomonedas como protección contra la devaluación de las monedas fiduciarias.
Las guerras comerciales y los aranceles altos también pueden debilitar las monedas nacionales, lo que lleva a los ciudadanos a adoptar la cripto como reserva de valor. Por ejemplo, durante períodos de turbulencia económica en Argentina, la adopción de cripto se disparó como cobertura contra la depreciación de la moneda.
Por último, las operaciones mineras a menudo dependen de equipos importados, especialmente mineros ASIC y GPU de China. Los aranceles sobre dicho hardware aumentan los costos de minería, lo que podría reducir las tasas de hash y afectar la seguridad de la red.
A corto plazo, los aranceles actúan como intervenciones económicas muy visibles que provocan volatilidad financiera. Los inversores tienden a volverse aversos al riesgo, lo que hace que las cripto—una clase de activo inherentemente volátil—sea especialmente vulnerable a las ventas. El aumento de los costos de importación y las expectativas de inflación también alimentan temores de nuevas subidas de tasas por parte de la Reserva Federal, lo que añade ansiedad al mercado.
Sin embargo, desde una perspectiva a medio y largo plazo, los aranceles sostenidos podrían erosionar la credibilidad del fiat y frenar el crecimiento económico. En ese escenario, la narrativa de la cripto como un "oro digital" antiinflacionario podría fortalecerse, aumentando el atractivo de Bitcoin y ciertas stablecoins como reservas de valor.
En general, la política arancelaria de Trump está dando paso a un nuevo ciclo de reevaluación estructural en los mercados de capitales globales. Es probable que los activos cripto enfrenten dinámicas complejas en medio de la incertidumbre política y la creciente demanda de refugios seguros. Los inversores deben gestionar la exposición a activos de alta volatilidad y evitar tokens cripto que sean altamente sensibles a los impactos macroeconómicos. Una estrategia defensiva pero a la vez oportunista puede ser la mejor opción en tales condiciones.
En una era de dinámicas cambiantes del comercio mundial y cambios impredecibles en las políticas, el resurgimiento de los aranceles de Trump vuelve a ser un impulsor clave del sentimiento del mercado. Como una de las clases de activos más sensibles, la cripto está cada vez más ligada a los movimientos de las políticas macroeconómicas. Para naviGate.io las complejidades de la escalada arancelaria y la interacción de la política monetaria, los inversores deben permanecer altamente atentos a la dirección de la política y adaptarse en consecuencia. Comprender los mecanismos de transmisión entre la cripto y la economía global es esencial para capturar valor a largo plazo en un mercado en rápida evolución.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China comenzó en 2018 como una disputa de larga data entre las dos economías más grandes. Se desencadenó cuando el entonces presidente Donald Trump firmó un memorando el 22 de marzo de 2018, acusando a China de robar propiedad intelectual y secretos comerciales de EE. UU. En respuesta, instruyó al Representante de Comercio de EE. UU. a imponer aranceles a las importaciones chinas e implementar otras barreras comerciales para presionar a China a cambiar lo que llamó "prácticas comerciales injustas".
Estados Unidos impuso aranceles a cientos de miles de millones de dólares en productos chinos, con tasas que alcanzaron hasta el 25%. China respondió con aranceles similares, incluido un aumento del 25% en exportaciones estadounidenses por valor de $34 mil millones, como la soja. Este vaivén causó una gran volatilidad en ambas economías y en los mercados globales. Aunque las dos naciones firmaron un acuerdo de Fase Uno en 2020, la mayoría de los aranceles permanecieron. Trump también apuntó a aliados como la UE, Canadá y México con aranceles al acero y aluminio, desencadenando tensiones comerciales multilaterales.
Comparación del gráfico del déficit comercial publicado por la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos (Fuente de la imagen: déficit comercial de EE. UU.)
El enfoque de Trump mostró un estilo de "negociación de alta presión con prioridades transaccionales", creando inestabilidad en el mercado que impactó desproporcionadamente a activos de alto riesgo como criptomonedas y acciones tecnológicas.
Desde su regreso a la oficina a principios de 2025, Trump ha implementado varias medidas comerciales proteccionistas. En febrero, EE. UU. impuso un arancel del 10% a todas las importaciones chinas, citando esfuerzos para combatir el tráfico de fentanilo. En marzo, se impuso un arancel del 25% a los bienes de Canadá y México.
El momento crítico llegó el 2 de abril, cuando Trump firmó la Orden Ejecutiva No. 14257, estableciendo un arancel base del 10% sobre todas las importaciones globales e introduciendo "aranceles recíprocos" aún más altos para unos 60 países. Solo los aranceles sobre los productos chinos aumentaron un 34%, lo que elevó el total al 54%. Además, la administración eliminó la exención de impuestos para las importaciones de bajo valor (menos de 800 dólares) de China y Hong Kong.
El 9 de abril, Trump elevó los aranceles chinos a un asombroso 125%, incluido un "arancel al fentanilo" del 20%. China condenó la medida, acusó a Estados Unidos de violar las normas comerciales internacionales y anunció aranceles de represalia de la misma magnitud.
Donald Trump anunció aranceles el 9 de abril (fuente de la imagen:https://truthsocial.com/realDonaldTrump/114309144289505174)
El 10 de abril, Trump anunció inesperadamente una suspensión de 90 días del plan arancelario integral y redujo el arancel base de importación al 10% para varios países. Este cambio de política abrió la puerta a nuevas conversaciones comerciales. Sin embargo, el arancel del 125% sobre los productos chinos permaneció, una estrategia intencional para aumentar la presión de negociación.
El anuncio provocó una poderosa reacción en el mercado cripto. Antes de la noticia, Bitcoin se mantenía alrededor de $77,000 durante las horas de negociación en EE. UU. Tras el anuncio, se disparó por encima de los $81,000 en 24 horas, registrando una ganancia del 5.5%. El apetito por el riesgo se disparó en todo el mercado de las altcoins: XRP, Solana, Avalanche, Chainlink y SUI, todas parte del Índice CoinDesk 20, aumentaron más del 10%. Ethereum superó los $1,600 con una ganancia diaria del 8%.
Los mercados de capitales también repuntaron. Las acciones estadounidenses rebotaron bruscamente, lideradas por las acciones tecnológicas. El Nasdaq subió un 7%, mientras que el S&P 500 ganó un 8,8%, señalando la optimismo de los inversores sobre una suavización en la política comercial.
El 10 de abril, el precio de Bitcoin se disparó después de la suspensión de aranceles (Fuente de la imagen:https://coinmarketcap.com/es/currencies/bitcoin/)
La incertidumbre económica provocada por los aranceles suele aumentar la volatilidad del mercado. Dado que las criptomonedas se consideran activos de alto riesgo, las tensiones comerciales crecientes a menudo hacen que los inversores trasladen su capital hacia opciones más seguras como el oro o los bonos del gobierno.
Por un lado, los aranceles más altos aumentan los costos de importación, que se trasladan a los consumidores, alimentando la inflación. En respuesta, los bancos centrales pueden aumentar las tasas de interés, aumentando los costos de endeudamiento y reduciendo el capital de inversión disponible, lo que afecta a los mercados de criptomonedas. Dicho esto, en casos extremos, la inflación puede llevar a las personas hacia las criptomonedas como protección contra la devaluación de las monedas fiduciarias.
Las guerras comerciales y los aranceles altos también pueden debilitar las monedas nacionales, lo que lleva a los ciudadanos a adoptar la cripto como reserva de valor. Por ejemplo, durante períodos de turbulencia económica en Argentina, la adopción de cripto se disparó como cobertura contra la depreciación de la moneda.
Por último, las operaciones mineras a menudo dependen de equipos importados, especialmente mineros ASIC y GPU de China. Los aranceles sobre dicho hardware aumentan los costos de minería, lo que podría reducir las tasas de hash y afectar la seguridad de la red.
A corto plazo, los aranceles actúan como intervenciones económicas muy visibles que provocan volatilidad financiera. Los inversores tienden a volverse aversos al riesgo, lo que hace que las cripto—una clase de activo inherentemente volátil—sea especialmente vulnerable a las ventas. El aumento de los costos de importación y las expectativas de inflación también alimentan temores de nuevas subidas de tasas por parte de la Reserva Federal, lo que añade ansiedad al mercado.
Sin embargo, desde una perspectiva a medio y largo plazo, los aranceles sostenidos podrían erosionar la credibilidad del fiat y frenar el crecimiento económico. En ese escenario, la narrativa de la cripto como un "oro digital" antiinflacionario podría fortalecerse, aumentando el atractivo de Bitcoin y ciertas stablecoins como reservas de valor.
En general, la política arancelaria de Trump está dando paso a un nuevo ciclo de reevaluación estructural en los mercados de capitales globales. Es probable que los activos cripto enfrenten dinámicas complejas en medio de la incertidumbre política y la creciente demanda de refugios seguros. Los inversores deben gestionar la exposición a activos de alta volatilidad y evitar tokens cripto que sean altamente sensibles a los impactos macroeconómicos. Una estrategia defensiva pero a la vez oportunista puede ser la mejor opción en tales condiciones.
En una era de dinámicas cambiantes del comercio mundial y cambios impredecibles en las políticas, el resurgimiento de los aranceles de Trump vuelve a ser un impulsor clave del sentimiento del mercado. Como una de las clases de activos más sensibles, la cripto está cada vez más ligada a los movimientos de las políticas macroeconómicas. Para naviGate.io las complejidades de la escalada arancelaria y la interacción de la política monetaria, los inversores deben permanecer altamente atentos a la dirección de la política y adaptarse en consecuencia. Comprender los mecanismos de transmisión entre la cripto y la economía global es esencial para capturar valor a largo plazo en un mercado en rápida evolución.