Tras el crecimiento del PIB del tercer trimestre de 2025 en Estados Unidos que superó ampliamente las expectativas, la orientación de la política monetaria vuelve a ser el centro de atención del mercado. Los datos más recientes muestran que la tasa de crecimiento anualizado del PIB del tercer trimestre alcanzó el 4.3%, significativamente por encima del 3.3% que esperaba el mercado en general. En este contexto, el presidente Trump instó públicamente a la Reserva Federal a comenzar a reducir las tasas de interés lo antes posible para apoyar la expansión económica y liberar un impulso de crecimiento más fuerte.
Trump declaró públicamente que un rendimiento económico tan robusto en sí mismo demuestra que los riesgos de inflación no están fuera de control, y que la Reserva Federal debería adoptar una política monetaria más flexible. Criticó los niveles actuales de las tasas de interés, considerando que mantener tasas altas durante una fase de crecimiento acelerado de la economía, en lugar de estimularla, podría suprimir la inversión empresarial y la demanda de consumo, debilitando el potencial a largo plazo de la economía estadounidense. Esta postura difiere claramente de la orientación actual de la Reserva Federal, que prioriza la lucha contra la inflación.
Las voces a favor de la reducción de tasas no solo provienen de la Casa Blanca. Kevin Hasset, exdirector del Consejo Económico Nacional de EE. UU., afirmó claramente en una entrevista con CNBC que el ritmo de ajuste de las tasas por parte de la Reserva Federal ya está atrasado respecto a los cambios en los fundamentos económicos. Señaló que la mejora significativa en productividad impulsada por la inteligencia artificial en múltiples industrias es una razón importante por la cual la presión inflacionaria aún puede mantenerse bajo control. La eficiencia impulsada por la IA permite que la economía alcance un mayor crecimiento en un entorno de menor inflación, lo que proporciona una base realista para reducir las tasas.
Hasset también mencionó que la política comercial actual de EE. UU., incluyendo las medidas arancelarias, ha tenido un efecto positivo en reducir el déficit comercial y en impulsar las industrias locales. Estos factores, combinados, hacen que la economía estadounidense tenga condiciones para seguir expandiéndose en un entorno de tasas de interés más bajas. Considera que la Reserva Federal debería responder de manera más activa a los “datos duros” como el crecimiento del PIB y la mejora de la productividad, en lugar de preocuparse excesivamente por las expectativas potenciales de inflación.
Es importante destacar que la Reserva Federal se acerca a un punto clave en su personal. El mandato del actual presidente Powell finalizará en mayo de 2026, y el mercado espera que Trump anuncie en el futuro cercano un nuevo candidato para la presidencia de la Reserva Federal. Dado que la postura de Hasset respecto a las tasas de interés es muy similar a la de Trump, también es visto como uno de los posibles candidatos.
En este contexto, la incertidumbre sobre el futuro de la política de tasas en EE. UU. está en aumento. Los participantes del mercado están atentos a los datos del PIB, las expectativas de recortes de tasas por parte de la Reserva Federal, el impacto a largo plazo de la productividad impulsada por la IA en la inflación, y los posibles cambios en el liderazgo de la Reserva Federal que puedan afectar la dirección de la política monetaria. Estos factores en conjunto determinarán la liquidez del dólar y la tolerancia al riesgo en los mercados financieros globales en los próximos meses.
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El PIB crece inesperadamente un 4.3%, Trump vuelve a presionar a la Reserva Federal para acelerar los recortes de tasas
Tras el crecimiento del PIB del tercer trimestre de 2025 en Estados Unidos que superó ampliamente las expectativas, la orientación de la política monetaria vuelve a ser el centro de atención del mercado. Los datos más recientes muestran que la tasa de crecimiento anualizado del PIB del tercer trimestre alcanzó el 4.3%, significativamente por encima del 3.3% que esperaba el mercado en general. En este contexto, el presidente Trump instó públicamente a la Reserva Federal a comenzar a reducir las tasas de interés lo antes posible para apoyar la expansión económica y liberar un impulso de crecimiento más fuerte.
Trump declaró públicamente que un rendimiento económico tan robusto en sí mismo demuestra que los riesgos de inflación no están fuera de control, y que la Reserva Federal debería adoptar una política monetaria más flexible. Criticó los niveles actuales de las tasas de interés, considerando que mantener tasas altas durante una fase de crecimiento acelerado de la economía, en lugar de estimularla, podría suprimir la inversión empresarial y la demanda de consumo, debilitando el potencial a largo plazo de la economía estadounidense. Esta postura difiere claramente de la orientación actual de la Reserva Federal, que prioriza la lucha contra la inflación.
Las voces a favor de la reducción de tasas no solo provienen de la Casa Blanca. Kevin Hasset, exdirector del Consejo Económico Nacional de EE. UU., afirmó claramente en una entrevista con CNBC que el ritmo de ajuste de las tasas por parte de la Reserva Federal ya está atrasado respecto a los cambios en los fundamentos económicos. Señaló que la mejora significativa en productividad impulsada por la inteligencia artificial en múltiples industrias es una razón importante por la cual la presión inflacionaria aún puede mantenerse bajo control. La eficiencia impulsada por la IA permite que la economía alcance un mayor crecimiento en un entorno de menor inflación, lo que proporciona una base realista para reducir las tasas.
Hasset también mencionó que la política comercial actual de EE. UU., incluyendo las medidas arancelarias, ha tenido un efecto positivo en reducir el déficit comercial y en impulsar las industrias locales. Estos factores, combinados, hacen que la economía estadounidense tenga condiciones para seguir expandiéndose en un entorno de tasas de interés más bajas. Considera que la Reserva Federal debería responder de manera más activa a los “datos duros” como el crecimiento del PIB y la mejora de la productividad, en lugar de preocuparse excesivamente por las expectativas potenciales de inflación.
Es importante destacar que la Reserva Federal se acerca a un punto clave en su personal. El mandato del actual presidente Powell finalizará en mayo de 2026, y el mercado espera que Trump anuncie en el futuro cercano un nuevo candidato para la presidencia de la Reserva Federal. Dado que la postura de Hasset respecto a las tasas de interés es muy similar a la de Trump, también es visto como uno de los posibles candidatos.
En este contexto, la incertidumbre sobre el futuro de la política de tasas en EE. UU. está en aumento. Los participantes del mercado están atentos a los datos del PIB, las expectativas de recortes de tasas por parte de la Reserva Federal, el impacto a largo plazo de la productividad impulsada por la IA en la inflación, y los posibles cambios en el liderazgo de la Reserva Federal que puedan afectar la dirección de la política monetaria. Estos factores en conjunto determinarán la liquidez del dólar y la tolerancia al riesgo en los mercados financieros globales en los próximos meses.