A pesar de que el cierre del gobierno federal de EE. UU. que duró 43 días ha terminado, la pérdida económica de aproximadamente 1.5 billones de dólares y el impacto negativo en la economía son irreversibles, lo que ha causado un duro golpe a la confianza del mercado. Las acciones estadounidenses cayeron, el 13 de noviembre el índice Dow Jones cayó un 1.65% y el Nasdaq un 2.29%, extendiéndose el sentimiento de pánico en el mercado.

Lo más importante es que hay una gran divergencia en la trayectoria de recortes de tasas de la Reserva Federal, y el panorama es muy incierto: el director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, Hassett, aboga por un recorte significativo de 50 puntos básicos en diciembre, mientras que la presidenta de la Reserva Federal de San Francisco, Daly, considera que es "demasiado pronto" para afirmar si habrá un recorte en diciembre. La presidenta de la Reserva Federal de Boston, Collins, también enfatiza que el umbral para un recorte adicional es "relativamente alto". Esta contradicción interna deja al mercado sin rumbo.

Lo que agrava la situación es que, debido al cierre del gobierno, los datos clave del IPC de EE. UU. para octubre se confirman como "ausentes", e incluso podrían nunca publicarse. Las decisiones de la Reserva Federal son como "vuelo a ciegas", lo que agrava la incertidumbre del mercado. Al mismo tiempo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señala que la economía de EE. UU. ya muestra signos de debilidad, y se espera que el crecimiento del PIB en el cuarto trimestre sea inferior a las previsiones anteriores.
En este momento, seguir la tendencia a la baja es actuar con calma y sentido común.
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