Lección 3

Casos de uso reales: gaming, terrenos digitales y experiencias sociales

Hablar sobre Web3 y el Metaverso en términos abstractos es sencillo. Ahora, vamos a ilustrarlos con ejemplos y casos de uso concretos. Actualmente, estas tecnologías se aplican en diversos ámbitos. En este módulo, se destacarán áreas clave en las que los conceptos de Web3 y metaverso ya están generando impacto: videojuegos, terrenos digitales y otros tipos de propiedades virtuales, avatares y moda digital, así como entornos sociales virtuales. Estos ejemplos muestran la relevancia de estos conceptos y cómo están cambiando la manera en que las personas interactúan y disfrutan a través de Internet.

  • Juegos blockchain y Play-to-Earn: El gaming es uno de los usos más dinámicos de Web3. En los videojuegos tradicionales, la empresa controla todos los objetos y monedas del juego. En cambio, los juegos blockchain permiten a los jugadores ser verdaderos propietarios de los activos del juego, que pueden estar representados como tokens de criptomoneda o NFT. Ahora, no solo eres dueño de la apariencia de tu personaje, incluso fuera del juego, sino que también puedes comerciar o vender esos objetos en mercados secundarios. Algunos juegos han impulsado el modelo “play-to-earn”, donde puedes percibir ingresos por la actividad de juego. Un caso emblemático es Axie Infinity, un juego inspirado en Pokémon en el que cada criatura (Axie) es un NFT que pertenece al jugador. Los jugadores luchan con sus Axies para obtener tokens que luego pueden cambiar por dinero real. Hubo un momento, sobre todo en 2021, en el que jugadores de países como Filipinas llegaron a ganarse la vida con Axie Infinity, criando y enfrentando Axies, o sea, percibiendo ingresos por la actividad de juego. Aunque el furor por Axie ha descendido y se han puesto de manifiesto los riesgos (cuando la economía del juego se tambalea, las ganancias bajan de forma abrupta), ha demostrado el potencial de las economías virtuales. Más allá de Axie, existen multitud de juegos blockchain de géneros diversos —desde juegos de cartas coleccionables hasta MMORPG— en los que realmente eres dueño de los objetos. Para los gamers, esto resulta atractivo porque el tiempo dedicado al juego puede traducirse en recompensas tangibles, y tus logros (como un objeto raro) son genuinamente tuyos. En 2025, millones de personas juegan a juegos blockchain cada día, y las grandes compañías de videojuegos también están explorando la integración de elementos Web3 en sus títulos.
  • Terrenos virtuales e inmuebles digitales: Comprar terrenos virtuales puede parecer una idea descabellada —¿por qué invertir en “terrenos” que solo existen como píxeles?— pero en muchas plataformas de metaverso los terrenos digitales se han convertido en un activo muy demandado. Tener una parcela en un mundo virtual te ofrece un espacio para crear experiencias o alquilarlo a terceros. Por ejemplo, en Decentraland algunos propietarios han levantado galerías de arte virtual, casinos, clubes y tiendas en sus parcelas. Las marcas y las empresas también participan: hemos visto compañías comprar terrenos virtuales para instalar tiendas o eventos promocionales, anticipando que estos espacios pueden atraer grandes audiencias. Los precios de las mejores ubicaciones han llegado a dispararse durante las fases de euforia por el metaverso. Como mencionamos antes, una propiedad en el Fashion District de Decentraland se vendió por unos 2,4 millones de dólares. En otro caso, un inversor adquirió un terreno virtual junto a la mansión de un famoso en The Sandbox (Snoop Dogg tiene una propiedad allí) por una elevada suma, simplemente por el prestigio o el posible acceso. Son casos extremos y claramente especulativos. Incluso en menor escala, hay gente que compra parcelas de 10 o 100 dólares en nuevos juegos de metaverso, con la esperanza de construir algo especial o participar desde el principio en un mundo emergente. Es parecido a invertir en nombres de dominio o en inmuebles físicos, pero en un entorno digital. La idea es que si una plataforma de metaverso alcanza popularidad, sus ubicaciones (igual que ocurre con los mejores barrios de una ciudad) podrían revalorizarse significativamente. Aunque aún es pronto para saber qué plataformas triunfarán a largo plazo, esta fiebre por los terrenos virtuales demuestra cómo Web3 facilita los derechos de propiedad digital: puedes poseer una parte del mundo y gestionarla como quieras.
  • Avatares y moda digital: En cualquier metaverso o mundo virtual, dispondrás de un avatar, tu representación digital. Personalizar avatares y elegir su aspecto es fundamental, igual que elegir tu ropa en la vida real expresa tu personalidad. Web3 lleva esto más allá mediante NFT y moda digital. En vez de limitarte a los aspectos de avatar que ofrece un único juego, puedes comprar o crear artículos únicos para tu avatar en la blockchain, y potencialmente utilizarlos en distintas plataformas. Ha surgido una industria de moda digital: diseñadores crean ropa y accesorios virtuales que existen únicamente como NFT. Aunque pueda parecer insólito, la gente invierte en prendas virtuales para sus avatares. Por ejemplo, Decentraland celebró un evento Semana de la Moda del Metaverso en el que grandes marcas y creadores independientes presentaron ropa virtual que los usuarios podían comprar como NFT para sus avatares. Algunas prendas eran ediciones limitadas, lo que generó una fiebre coleccionista. Tener un NFT de un conjunto exclusivo para tu avatar puede ser equivalente a poseer una prenda de edición limitada en el mundo real: un símbolo de estatus digital. Incluso los NFT de imagen de perfil (como CryptoPunks o Bored Ape Yacht Club) se relacionan con esta tendencia: muchos usuarios los usan como identidad virtual en redes sociales, y esos NFT tienen sus propias comunidades exclusivas. En plataformas de metaverso, el propio avatar puede ser un NFT que te pertenece y que puedes llevar de un mundo a otro. En resumen, nuestra identidad digital se está convirtiendo en un activo que controlamos. A medida que nuestra vida social se traslada al entorno online, invertir en moda digital y personalización de avatares se está normalizando, igual que comprar aspectos en Fortnite, con la diferencia de que ahora eres realmente propietario del artículo y puedes revenderlo.
  • Experiencias sociales y eventos: Uno de los usos más prometedores del metaverso es la organización de encuentros sociales imposibles (o menos cómodos) en el mundo físico. Ya hemos visto conciertos virtuales con millones de asistentes a través de avatares. En el cripto-metaverso, Decentraland ha acogido festivales de música y exposiciones de arte digital. Por ejemplo, Fashion Street en Decentraland (donde se vendió ese terreno tan caro) se emplea para eventos de moda digital y venta de ropa virtual para avatares. También se han celebrado conferencias y ferias sectoriales en mundos basados en blockchain, donde los participantes hacen networking mediante avatares. Durante la pandemia, especialmente, creció el interés por estos encuentros virtuales, ya que las reuniones presenciales no siempre eran posibles. Otro ejemplo son los espacios para realizar turismo virtual o simplemente socializar: espacios digitales donde los usuarios pueden reunirse y conversar, manteniendo un sentido de lugar aunque sea virtual. Algunas plataformas se especializan en realidad virtual social, como VRChat o Horizon Worlds de Meta (no basadas en blockchain), donde la actividad principal es socializar y explorar salas y juegos creados por usuarios. La diferencia con Web3 es que los usuarios pueden poseer los entornos o los objetos implicados. Por ejemplo, tú puedes crear un club original en tu parcela y cobrar entrada en cripto, o vender entradas NFT para un espectáculo de comedia en un teatro virtual. Se están formando comunidades en estos espacios, igual que en los foros o redes sociales de Web2, pero con una capa inmersiva y auténtica propiedad de los espacios y contenidos por parte de los usuarios.

Estos ejemplos demuestran que Web3 y el Metaverso son mucho más que ideas ambiciosas: están generando nuevos comportamientos y mercados. Los gamers obtienen ingresos y conservan sus objetos ganados. La gente invierte en propiedades virtuales y crea experiencias. Los apasionados de la moda diseñan y negocian prendas digitales. Amigos y fans pueden reunirse virtualmente desde cualquier parte del mundo para compartir vivencias. Estamos presenciando el nacimiento de una sociedad digital con su propia economía y cultura. Eso sí, toda oportunidad implica riesgos y retos —y justo eso es lo que veremos en el siguiente módulo.

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