Un ejemplo clásico de entorno del metaverso es Decentraland, un mundo online donde puedes moverte como avatar, comprar parcelas de terreno virtual, visitar edificios y encontrarte con otras personas, como en un videojuego multijugador. Lo que distingue a Decentraland, y la razón por la que suele citarse en debates sobre Web3, es que está construido sobre la blockchain de Ethereum. Esto implica que la tierra y los objetos en Decentraland son activos digitales que realmente posees: en concreto, se representan como NFT (Token No Fungible) en la blockchain. Si compras una parcela de terreno o un atuendo único para tu avatar en Decentraland, la blockchain registra esa propiedad y la vincula a la dirección de tu wallet. Ninguna empresa centralizada puede quitártela ni cambiarte las reglas, porque esos activos son tuyos en el registro público.
El concepto de metaverso no se limita a proyectos sobre blockchain. De hecho, los juegos y plataformas sociales más populares también apuntan hacia la idea del metaverso. Piensa en títulos como Roblox, Minecraft o Fortnite: millones de personas, especialmente jóvenes, pasan tiempo en estos mundos virtuales construyendo, socializando e incluso asistiendo a conciertos o eventos virtuales, como los conciertos musicales virtuales de Fortnite que congregaron a audiencias enormes. Estas plataformas no funcionan sobre blockchain (así que los usuarios no son propietarios de activos en sentido Web3), pero evidencian la demanda de experiencias digitales ricas y envolventes. El interés por el metaverso creció tanto que incluso Facebook se rebautizó como “Meta” en 2021, señalando su apuesta por crear experiencias de realidad virtual y aumentada. Esta decisión atrajo la atención del gran público sobre el concepto, dejando claro que muchas empresas tecnológicas consideran el metaverso una pieza clave del futuro digital, quizás el sucesor del internet móvil actual.
¿Pero qué hace que el metaverso sea diferente de un videojuego o un chat convencional? Hay varias características que suelen mencionarse: persistencia, presencia e interoperabilidad. La persistencia significa que el mundo virtual sigue existiendo y evolucionando aunque no estés conectado: el tiempo en el metaverso no se detiene, igual que la vida real continúa. La presencia es la sensación de estar realmente “allí” con otras personas en un espacio virtual, algo que la tecnología VR/AR puede potenciar (aunque no necesitas gafas de realidad virtual para vivir el metaverso: muchas plataformas funcionan en ordenador o móvil). La interoperabilidad es la idea de moverse sin barreras entre distintos mundos virtuales, llevando contigo tu avatar y tus bienes digitales. Hoy la interoperabilidad real es todavía incipiente: la mayoría de plataformas son entornos cerrados. Sin embargo, en los metaversos Web3, se aspira a que, al estar los activos en blockchains públicas, algún día el atuendo de tu avatar (como NFT) o tu mascota digital de un juego puedan funcionar en otro juego distinto. Es como si compras una skin en un juego y pudieras usarla también en otro totalmente diferente, algo que tradicionalmente no era posible porque los juegos estaban aislados. Las tecnologías Web3 quieren hacer realidad esa propiedad y portabilidad multiplataforma.
Activos digitales en el metaverso: Los NFT han salido varias veces porque son esenciales en muchos proyectos del metaverso. Un NFT (Token No Fungible) es básicamente un objeto digital único que puedes poseer, y cuya autenticidad está verificada por la blockchain. En los mundos metaverso, los NFT pueden representar títulos de propiedad de terrenos virtuales, trajes de avatar, coleccionables o incluso el propio avatar. Como NFT, puedes intercambiarlos, venderlos o comprarlos en mercados abiertos, y su propiedad es transparente y garantizada por la blockchain. Por ejemplo, toda la tierra en The Sandbox (otro metaverso blockchain muy conocido) está dividida en parcelas que son NFT. Si eres dueño de una parcela, puedes construir en ella, alquilarla o venderla después en un mercado digital. En Decentraland ocurre igual: tanto los terrenos como los objetos son NFT; a finales de 2021, una sola “finca” en la ciudad virtual de Decentraland se vendió por la impresionante cifra de 2,4 millones de dólares en criptomonedas. Esa compra la realizó una firma de inversión cripto para crear un distrito comercial virtual dedicado a la moda de avatares. A pesar de ser un caso extremo, ilustra que estos activos digitales pueden tener un valor real para las personas.
Pero el metaverso no trata solo de dinero o compraventa. En el fondo, se basa en nuevas formas de conexión social y experiencia. Imagina asistir a un festival de música en directo donde cada asistente, desde cualquier parte del mundo, aparece como un avatar que baila, o visitar un museo virtual donde puedes ver obras de arte famosas como NFT y conversar con otras personas en la galería. Piensa en aulas virtuales, oficinas virtuales para equipos remotos, o turismo virtual explorando una recreación 3D de la antigua Roma. Todo esto entra en el amplio concepto de “metaverso”. Algunas de estas experiencias emplearán blockchain (para la propiedad y la economía), mientras que otras estarán gestionadas por empresas con tecnología tradicional, añadiendo el componente inmersivo y social propio del metaverso.
En resumen, el metaverso es una visión en desarrollo de nuestras vidas digitales avanzando hacia espacios virtuales compartidos. En estos entornos, los activos digitales y la blockchain pueden tener un papel clave. Permiten la propiedad y la economía: puedes poseer realmente el terreno, los objetos y el arte que tengas en el metaverso y comerciar con ellos libremente. El metaverso aún está en una etapa temprana; actualmente, es una mezcla de mundos blockchain experimentales y juegos ya consolidados. Pero la expectación es enorme. Algunas previsiones estiman que la economía del metaverso, sumando todos estos mundos virtuales, podría superar los 100 mil millones de dólares en 2025, y grandes tecnológicas, estudios de videojuegos y proyectos cripto están invirtiendo con fuerza en este campo. Si te informas desde ahora, tendrás ventaja para entender una tendencia que puede transformar nuestra forma de interactuar online en los próximos años.
A continuación, veremos algunos casos de uso concretos. ¿Qué actividades están realizando las personas en Web3 y en el metaverso hoy en día? Es el momento de descubrir ejemplos que hagan tangibles estos conceptos.